Durante el evento, desarrollado en el marco del Segundo Foro del Modelo Ampliando el Desarrollo de la Niñez (ADN) “La Tarea es Prevenir”, el funcionario estatal aseguró que tal afirmación, se basa en que este tipo de actos se ha exacerbado en estos meses de aislamiento social, en lugar de disminuir.
En su intervención a través de las plataformas digitales, González Herrera manifestó que desafortunadamente es una marca de las sociedades humanas, prácticamente desde que éstas existen, porque siempre hay algunas personas que intentarán imponer su poder y otras que buscarán defenderse de esa imposición.
“Lamentablemente esta problemática recorre la historia de nuestras instituciones educativas, lo que sucede, es que la violencia no siempre era llamada así en el pasado, y esto se debe a que la perspectiva de los derechos humanos es de muy reciente incorporación al análisis del comportamiento en los espacios sociales, y particularmente de los planteles escolares”, expresó.
Indicó que esto no quiere decir que la violencia sea se trate de algo connatural y que hay que aceptarla como tal parte de la naturaleza humana, ya que el ser humano tiene la capacidad de decidir renunciar a la idea de que la violencia es la forma de solucionar las cosas.
Tal determinación, que no está en el ADN de las personas, debe construirse desde las instituciones sociales, y naturalmente la escuela es de suma relevancia para cimentar la toma de decisiones positivas de las y los menores, que contribuyan a evitar la violencia.
“Es importante que en estos foros nos demos cuenta de que aún no logramos tener la total claridad de cómo se comporta esta interacción en el entorno escolar, podríamos preguntarnos si la escuela es solamente un reflejo de los entornos violentos que provienen de ámbitos mayores como la familia, la geografía, la cultura, los medios de comunicación, las tecnologías de la comunicación, o si ya también es capaz de generar sus propias formas de violencia”, aseveró.
Resaltó que el espacio escolar es un logro civilizatorio, por lo tanto, dijo, puede ser el lugar donde se compensen todas las actitudes agresivas del resto del entorno en donde se desenvuelve un niño o una niña, y puede ofrecer alternativas, ello explica el importante rol de intervenciones tales como los programas Escuela Segura, de Convivencia Escolar, de Tiempo Completo y el Modelo ADN.
González Herrera comentó que si las y los menores perciben la cultura del uso de la fuerza, los exabruptos y la crueldad de manera cotidiana, tienen muchas posibilidades de reproducirla, entonces el colegio se puede convertir en un sitio privilegiado, para poner en su horizonte, elementos favorables, alternativos al mundo de la delincuencia.
Agregó que las acciones de aislamiento físico derivadas de la pandemia que se ha experimentado en el presente año han tendido a demostrar que la mayor parte de la simiente de la violencia está fuera de las escuelas.
Para concluir, enfatizó que se debe tener en claro que en los lugares de aprendizaje, no solamente se imparten conocimientos de matemáticas o español, sino que se brindan las herramientas para transformar el ambiente social de manera armónica, para su desarrollo integral.
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