En
casi cualquier cocina es posible encontrar al menos una humilde cebolla, pues
es un aliño tan delicioso que es difícil pensar en una cultura que no la use.
Pero además de su sabrosura, se cuenta entre las plantas medicinales importantes por sus poderes curativos.
Quien haya llorado tajando una cebolla alguna vez sabe bien cuán poderoso es su jugo, el responsable es el componente sulfuro de alilo, que se produce cuando las células rotas de la cebolla quedan expuestas al aire.
Para reducir la producción de este compuesto, enfría las cebollas durante media hora antes de cortarlas: eso bajará el nivel de actividad de la enzima.
La cebolla es mucho más activa cruda que cocinada, pues contiene una variedad de compuestos organosulfurados que se destruyen parcialmente con el calor. � � � � � � � � � � �
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